En la batalla del taxi y las VTC, las partes están aparentemente diferenciadas. De un lado, los taxistas, que reivindican mantener sus condiciones para proteger su futuro empresarial; de otro lado, los conductores y propietarios de las licencias VTC -utilizadas por plataformas como Ubero Cabify para operar en España-, que quieren seguir desarrollando su actividad en ciudades como Madrid y Barcelona.