El mundo del fútbol siempre se ha caracterizado por ser el contemporáneo opio del pueblo, la artimaña perfecta para mantener a la población alejada de los verdaderos problemas que afectan a la sociedad. Además sus estrellas son siervos del sistema y se pasean por las pasarelas, campañas publicitarias o sus clubes con patrocinios multimillonarios procedentes de países que no respetan los derechos humanos como Qatar Foundation o Fly Emirates. Luego se llenan la boca hablando de integridad y muchas de esas estrellas «limpian» su imagen siendo embajadores de la ONU u otras organizaciones mundialistas, véase pseudo ONG´s como Unicef o Intermon.